El escultor de Cámara, José Esteve Bonet, tomó tan a pecho estos encargos desde Jerez que, en enero de 1795, las dos imágenes, perfectamente embaladas, salían del Puerto del Grao en una nave, junto con otras embarcaciones, rumbo a Cádiz. Al llegar a Cádiz, tras una recia tempestad, enfiló Guadalete arriba, hasta fondear en los Hornos de la Cartuja, embarcadero junto a la puerta del Monasterio, el 14 de febrero de 1795. Los Cartujos, al desembalar las tallas, quedaron maravillados de su perfección y estilo.
El Prior, don Nicolás de los Hoyos, procedió a su bendición, colocándose la imagen de la Virgen en el Altar Mayor y la del Cristo en el coro de los legos, sobre la verja, dándosele el título de Santísimo Cristo de la Defensión, por haber llegado juntamente con la imagen titular del Monasterio.
El 5 de marzo de 1795, tras celebrar una solemne misa, ante la Imagen el Cristo, colocado en el Altar Mayor, con un gran sermón pronunciado por Fray Buenaventura de Cádiz, y gran ceremonia realizada por los monjes cartujanos que, terminada la cual, se pasó al refectorio para salir con la Imagen del Santísimo Cristo en procesión a las tres de la tarde de ese mismo día hasta llegar a la puerta exterior que da a la cruz del caminante, donde colocada la imagen sobre la parihuela prestada por la Hermandad de la Santa Veracruz le besaron los pies todos los componentes de la comunidad cartujana y emprendieron la marcha hacia Jerez, llevando las andas 24 jóvenes vestidos con túnicas moradas y cinturón de esparto.
La procesión que iba presidida del estandarte escoltado por dos faroles y gran cantidad de fieles, entraría en Jerez por la calle Medina hacia la calle Lencería, Larga y Sevilla al convento capuchino, donde fue recibido con honores militares por el Regimiento nº 18 de España, cuya guarnición se encontraba por aquellas fechas en nuestra ciudad, hoy establecida en Valencia. De ahí la vocación militar de la Hermandad y su hermanamiento con las Fuerzas Armadas. En esta procesión estuvieron presentes las Hermandades de las Angustias y la del Rosario de los Montañeses además de la ya citada de la Veracruz.
En 1835, debido a la desamortización del por entonces jefe de Gobierno, Juan Alvarez de Mendizábal, las Ordenes religiosas fueron expulsadas de sus Conventos y los Capuchinos tuvieron que abandonar nuestra ciudad, siendo ocupado su Convento por el Estado, convirtiéndose en Hospital Provincial. La Iglesia pasó a ser de la Mitra y, con el tiempo, el Cristo de la Defensión fue puesto en una dependencia desde cuyo ventanal podía ser contemplado por cuantos pasaban por el lugar, siendo muchos los devotos que acudían a rezarle. En 1955 se produjo la vuelta de los Capuchinos a Jerez. La nueva Iglesia se bendijo en 1973.