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Tribuna libre

En defensa de la Vida

18 diciembre, 2020 Por Hermandad de la Defensión

A partir del siglo XVI, la Esperanza que hoy celebramos -instituida en el X Concilio de Toledo también como festividad de la Expectación o de la O, y refrendada por Gregorio XIII en 1573- se erige en una de las advocaciones más representativas de la Virgen, vinculándose a los símbolos del ancla, el color verde o las flores, que anuncian el nacimiento del fruto venidero.

Ese fruto futuro -y bendito- será representado en los primeros precedentes artísticos de la Virgen expectante a través de la figura embrionaria del Niño Jesús, contenido en un disco solar. Era la forma en que el arte manifestaba la condición SAGRADA de la vida a través del mismo Dios humanizado en el vientre de María. Esta iconografía, empleada en imágenes posteriores, inspiró la hermosa pintura presente en una de las insignias marianas de nuestra hermandad: el Lábaro de la Maternidad Divina.

Pues, ¿Qué expectación puede ser más bella que la propiciada por la llegada de un hijo?

¿Qué espera puede ser más dulce que la de la vida que crece en el seno materno? ¿Qué hay más sagrado que una vida que se gesta en el vientre de una madre?

A ese carácter sagrado aludió D. Antonio Torres Martínez en el emotivo discurso de agradecimiento que pronunció tras recibir, como presidente de la Fundación RedMadre, la primera distinción ‘Esperanza de los Niños’ en diciembre de 2019, creada por nuestra hermandad para reconocer a personas o instituciones que acrediten un firme compromiso en la defensa del derecho a nacer.

Y del carácter sagrado de la vida humana sabe muy bien la persona que este año recibirá este reconocimiento: el Doctor en Medicina y Especialista en Ginecología y Obstetricia, D. José Miguel Merino Aranda.

Nacido en Jerez, antiguo alumno del Colegio la Salle y del Liceo del Sagrado Corazón de los Padres Carmelitas de San Fernando, José Miguel Merino se licencia en Medicina y Cirugía en 1980, obteniendo la Especialidad en Obstetricia y Ginecología en 1984 por la Universidad de Cádiz y doctorándose en Medicina cum laude por la Universidad de Sevilla en 1993.

Es miembro de número de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y de la Sociedad Andaluza de Ginecología y Obstetricia, habiendo formado parte de los comités científicos de ambas instituciones, siendo vocal de la Comisión de Deontología del Excelentísimo Colegio de Médicos de Cádiz desde 2018.

Ha sido Jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología en el Hospital Universitario Insalud de Huelva y Jefe de la sección de Oncología y Cirugía Ginecológica del Hospital Universitario de Jerez.

En el ámbito formativo, ha sido tutor de residentes del hospital de Jerez y miembro fundador del grupo de tutores y residentes de la Sociedad Andaluza de Ginecología y Obstetricia.

De su labor de investigación, con más de 50 trabajos científicos en Congresos Nacionales e Internacionales, destaca el Premio Nacional del Congreso de Farmacéuticos Hospitalarios de Valladolid de 1985 por su trabajo ‘Estrógenos totales unitarios y Unidad Feto- Placentaria’.

En su amplia experiencia como ponente confluye también su condición de cofrade, habiendo ocupado, entre 1998 y 2008 los cargos de secretario, teniente hermano mayor y hermano mayor del Santo Crucifijo de la Salud.

Muchas de sus ponencias han tenido como piedra angular la medicina y la moral cristiana, pronunciadas en ciclos formativos de distintas hermandades o en foros de debate sobre humanismo y bioética, abordando temas tan relevantes como la eutanasia o el aborto.

En diciembre pasado, y dentro de nuestro Ciclo de Formación, el Doctor Merino pronunció la conferencia ‘En defensa de la vida’. Sus amplios conocimientos, su brillante exposición y la solidez de sus argumentos entusiasmaron al numeroso público asistente. En la memoria de todos quedará el broche final de su ponencia, cuando, apoyándose en un espectacular audiovisual, dio muestra de su magisterio y su vocación al narrar emocionado la maravillosa cronología del milagro de la vida, desde el momento de la concepción hasta el parto.

Hoy queremos hacer nuestro el título que él mismo quiso dar a aquella formidable disertación para rendirle un sencillo homenaje a través de esta tribuna libre, pues ‘En defensa de la vida’ es un lema que expresa con claridad la rectitud de sus convicciones y un incuestionable compromiso cristiano en el ejercicio de su profesión. Valores que le han llevado a estar siempre del lado de la vida y que le hacen merecedor de la distinción ‘Esperanza de los Niños’.

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La Defensión con su Colegio

10 septiembre, 2020 Por Hermandad de la Defensión

Querida Elena; querido colegio,

Llegó septiembre. Tiempo de nuevos proyectos, de ilusiones renovadas, de firmes propósitos. De esperanzas, al fin y al cabo. 

El privilegio de haber nacido, o de vivir en esta bendita tierra, nos regala una preciosa metáfora de todo lo que “nace” en septiembre: la pisa de la uva. Con esta hermosa tradición, Jerez celebra el nacimiento del primer mosto, símbolo de todo un proceso lleno de esfuerzo y de trabajo. 

Si ambos factores son la base sobre la que cada persona, cada organización afronta los retos de cada nuevo curso, las circunstancias que vivimos desde hace unos meses nos obligan a redoblar ese trabajo y ese esfuerzo en todos los ámbitos de nuestras relaciones interpersonales.
 
Fuimos muy conscientes de cómo a mitad de marzo, el confinamiento os obligó a adaptaros en tiempo record a una situación completamente nueva, con todo lo que eso conlleva. Hoy también tenemos muy presentes el cariño, el denuedo, los desvelos, las preocupaciones y las muchas horas de análisis y planificación que habéis dedicado para que la vuelta al colegio sea lo más segura posible. 

No quiero dejar pasar la oportunidad de transmitirte, en las horas previas a la apertura de las puertas de una institución tan querida para nosotros, y en nombre de la corporación que me honro en presidir, nuestro aliento y nuestro apoyo más sincero. Queremos manifestaros a través de estas líneas que la Hermandad de la Defensión está con su colegio. 

Mañana a las doce horas, rezaremos el Ángelus de forma corporativa – cada hermano desde donde le sea posible, domicilio o lugar de trabajo – poniendo en Manos de María Santísima de la O a toda la comunidad educativa de la Compañía de María y a todas las personas que la hacen posible: padres, alumnos, profesorado y equipo docente, equipo directivo, administración, personal de limpieza y mantenimiento, servicios auxiliares, etc. 

Dios quiera que volvamos a vivir un mes de la Virgen con la hermosura y el carácter festivo que envuelven al colegio en torno a su fundadora y a Nuestra Amantísima Madre. Cuánto deseamos que a finales del próximo mes de mayo, los primeros rayos de sol de la mañana iluminen el rostro de María y Ella pueda escuchar de nuevo el tintineo de esos angelitos que la reciben en la calle “Compañía”. 

Mientras mantenemos vivas e intactas esas ilusiones, y en el convencimiento de que Santa Juana de Lestonnac está velando por todos sus hijos, rogamos al Santísimo Cristo que sea vuestra Defensión en esta hora crucial. Y pedimos a su Madre, María Santísima de la O, que sea hoy, más que nunca, Esperanza de los niños. 

Fernando Barrera Romero,
Hermano Mayor de la Hermandad de la Defensión

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HONOR Y GLORIA A LAS FUERZAS ARMADAS Y CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD

26 abril, 2020 Por Hermandad de la Defensión

La Hermandad de la Defensión está estrechamente vinculada al estamento militar desde su fundación, ya que el 5 de Marzo de 1795, el Regimiento nº 18 de España escoltó la Imagen del Santísimo Cristo de la Defensión, desde el Monasterio de la Cartuja a la ciudad de Jerez. Tras más de cincuenta años de intensa unión con el estamento militar, el 18 de diciembre de 2010, festividad de la Expectación de María, titular de la Hermandad, se concedió por parte del Arzobispado Castrense de España, el título de “Castrense” a la corporación como refrendo de la vinculación antes mencionada.

Como Hermano Mayor de esta Hermandad Castrense, quisiera resaltar la encomiable labor que están llevando a cabo las Fuerzas Armadas y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para afrontar los efectos de esta terrible pandemia que está afectando de forma tan brutal a España. 

Aproximadamente unos 90.000 militares están participando en la operación Balmis, desarrollada por las Fuerzas Armadas como respuesta a la epidemia de coronavirus. A esto hay que añadir los más de 80.000 agentes de la Guardia Civil, los 65.000 policías nacionales y los 63.000 policías locales. La mayor parte de ellos/as en primera línea para combatir la pandemia. Ya se han producido bajas en cada uno de ellos por causa del coronavirus y un número indeterminado (varios miles) están contagiados. 

En estos tiempos de gran incertidumbre, de temor y de inseguridad, siempre encontramos el trabajo de la Fuerzas Armadas y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Todos ellos gozan de un extraordinario prestigio y reconocimiento a nivel internacional, que incluye a las principales potencias mundiales. Es hora de que todos reconozcamos a las Fuerzas Armadas y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como lo que son, instituciones que pertenecen al pueblo y que están integradas plenamente en la sociedad. Es necesario desterrar ya de una vez por todas esas acepciones trasnochadas y retrógradas que no se corresponden con la realidad e identificarnos plenamente con ellos por los valores que les caracterizan.

Una vez más son ejemplo de lealtad, dedicación y buen hacer. Una vez más ponen en peligro sus vidas para salvar a los demás, sabiendo que aun así habrá personas que no valoren su trabajo. Ahí reside su gloria. No esperan nada. Es su trabajo y para eso se han preparado, aunque les cueste la vida.

Desde esta sencilla Hermandad queremos aportar nuestro granita de arena para poner en valor el trabajo de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Elevamos plegarias al Santísimo Cristo de la Defensión y a María Santísima de la O para que los guíen y protejan en el desempeño de tan altas responsabilidades. Rezamos y aplicamos píos sufragios por cada uno de los miembros de las Fuerzas Armadas y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado caídos en acto de servicio. Gracias de todo corazón por vuestro trabajo.

Fernando Barrera Romero.
Hermano Mayor de la Hermandad de la Defensión.

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José María Prieto Guinea

7 abril, 2020 Por Hermandad de la Defensión

En este Martes Santo tan especial, marcado por ausencias físicas que no espirituales, quisiera destacar la figura de Pepe Prieto. Fue hermano fundador de la Hermandad de la Defensión, concretamente el número once de los veinticuatro que allá por el año 1957 iniciaron ese bendito sueño alrededor del Cristo de la Defensión. Falleció el pasado 12 de junio tras una larga enfermedad, a la que combatió con gran fortaleza. Como no podía ser de otra manera, fue amortajado con su túnica nazarena y su papeleta de sitio para realizar la última estación de penitencia hacia el Padre.

Ocupó varios puestos en diferentes juntas de gobierno, pero siempre será recordado como el Hermano Mayor (2004-2008) que organizó y llevó a cabo la celebración del cincuenta aniversario fundacional de la Hermandad en el año 2007. Forma parte pues de la historia con mayúsculas de la Defensión. Llegó en el momento justo a la vara dorada, cuando se necesitaba una persona con sus características. Él, como hermano fundador, fue el Hermano Mayor del Cincuentenario. 

Trabajó de forma incansable para que la efeméride antes citada uniera aún más a la Hermandad, cuidando en todo momento que las tensiones lógicas de una celebración como esta se resolvieran en el momento y consiguió acercar a los venerables (así llamamos en la Hermandad a nuestros mayores) hacia los jóvenes y viceversa. Siempre tuvo un amor especial por la Virgen de la O, a la que acompañó con su túnica durante los cuatro años de su mandato.

Pepe Prieto fue una persona entrañable, con un gran sentido del humor e ingenio. Se dio las trazas para que el cartel anunciador del cincuentenario fuera una pintura del famoso pintor sevillano Juan Valdés, que no le costó un euro a la Hermandad, con la colaboración inestimable de Fray Antonio. Fue el autor del prólogo del libro que recoge los cincuenta años de historia de la corporación, consiguió la salida extraordinaria del Cristo de la Defensión y que la Casa Real presidiera el Comité de Honor para la celebración del cincuentenario. Logros todos estos al alcance de muy pocos y que hacen una idea de la excepcionalidad de la persona.

Pepe siempre fue una persona cercana y sencilla. Muy detallista. No tuvo complejos a la hora de pedir disculpas si algún hermano no estaba satisfecho con alguna situación, lo que indica su gran humildad y caballerosidad. Persona también muy cercana y sensible a la obra social, colaboraba en lo que podía con su vecina parroquia de San Rafael.

Sirvan estas palabras para dejar patente y constancia escrita del agradecimiento de la familia defensionista hacia Pepe Prieto por todo el trabajo que realizó. Gracias a él y a todos los hermanos mayores que me precedieron, por habernos legado lo que hoy es la Hermandad de la Defensión.

Fernando Barrera Romero

Hermano Mayor de la Defensión

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Carta de nuestro Hermano Mayor

5 abril, 2020 Por Hermandad de la Defensión

Fotografía Antonio Montesinos

Jerez de la Frontera, 4 de abril de 2020

Querido hermano, Paz y Bien:

El sentimiento de nostalgia se manifiesta en esta ocasión antes de que acontezcan los hechos que añoramos, no vamos a hacer estación de penitencia acompañando y ofreciendo nuestras oraciones y ejemplo por las calles de Jerez, pero sí tendremos la oportunidad de acercarnos a Nuestros Sagrados Titulares de otra manera, la estación de penitencia espiritual.

Este singular acontecimiento nos va a permitir, en el anonimato de nuestro hogar, desnudar nuestra alma, acceder al interior de nuestro corazón y ponernos en manos del Santísimo Cristo de la Defensión y de María Santísima de la O. No dejéis pasar esta oportunidad.

La Semana Santa 2020 será diferente, y no por diferente será mejor o peor, simplemente descubriremos aspectos que nos pasan desapercibidos durante la celebración de nuestra Semana Mayor, repartiendo nuestras preocupaciones en signos externos y en oraciones íntimas. Este año, más que nunca, será nuestra Semana Santa interior. Acerquémonos a la pasión, muerte, y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo como nunca, y alegraos porque pronto será la primavera de 2021, volveremos a ver nacer el azahar, volveremos a disfrutar del olor a incienso y volveremos a admirar la belleza de los altares que ofrecemos a nuestros Sagrado Titulares.

Esta Semana Santa debe hacernos ofrecer lo mejor de cada uno, hacernos llegar al interior de nuestro espíritu cofrade y descubrir la cercanía, en la distancia, de los demás hermanos, sus virtudes y las dones que pueden ofrecer para la vida diaria de la Hermandad.

No olvidéis en vuestras oraciones a aquellas personas e instituciones que siempre acompañan a nuestra Hermandad; y a aquellos hermanos, familiares y amigos que ya gozan de la cercanía del Todopoderoso pedidles que intercedan ante Él por vuestras intenciones y las de la Iglesia.

Nuestra institución se sustenta en tres pilares que son compatibles con la situación de estado de alarma. Así la formación y el culto son puestos a vuestra disposición y recibidos por todos a través de los numerosos medios telemáticos de los que disfrutamos. La caridad, mediante el voluntariado o la generosidad económica, es posible y más necesaria que nunca. Te pido que valores lo que tienes a tu alrededor y ofrezcas parte de lo tuyo para los que no tienen; la bolsa de caridad San Francisco y San Bruno es un instrumento efectivo, pero es necesario el granito de arena de todos.

El convencimiento de que esta pandemia nos va a hacer mejores personas y mejores cofrades me hace ser optimista, invitando a todos a compartir con ilusión la vida diaria de la hermandad.

Recibe un fraternal abrazo en Cristo Jesús.

Fernando Barrera Romero

Hermano Mayor

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Notarios para la historia

24 febrero, 2020 Por Hermandad de la Defensión

225 años de la llegada a Jerez del Stmo. Cristo de la Defensión.

Eran las ocho y cuarto de la tarde de un domingo inolvidable. Doscientos veinticinco años después, el Cristo de la Defensión se hallaba de nuevo, en la reja de la Iglesia de la Cartuja. Nuestro hermano número uno, Paco Fernández García-Figueras, se dirige emocionado a los miembros de Junta de Gobierno, para designarnos, en cariñosa expresión de gratitud, “notarios de la historia”.

Sí. Estábamos siendo notarios privilegiados de un acontecimiento histórico. Pero al mismo tiempo somos humildes depositarios de un legado valiosísimo, por todo cuanto en términos históricos, artísticos y sobre todo, devocionales, representa el Santísimo Cristo.

He aquí el sentido de esta tribuna libre: agradecer a quienes han permitido que un empresa de tal envergadura pudiera llevarse a cabo, y rendir tributo a todas las personas e instituciones que han hecho posible que, doscientos veinticinco años después, Jerez pueda seguir rezando, meditando o, sencillamente, deleitándose mediante la contemplación del Santísimo Cristo de la Defensión.

Agradecimiento al Señor Obispo, D. José Mazuelos, cuya implicación ha sido fundamental para que la Cartuja acogiera el acto central de una efeméride tan señalada, y a las Hermanas de Belén, santas y efímeras hospederas de nuestra bendita imagen. La hermandad tuvo a bien – minutos antes de que el Cristo abandonara la Iglesia, en solemne traslado presidido por nuestro obispo – que fueran ellas las últimas personas en besar los pies del Crucificado.

Agradecimiento a quienes nos han acompañado en este magno acontecimiento, representantes de las corporaciones que formaron parte de aquella procesión que llevó hasta Jerez al Santísimo Cristo: Coronel del Regimiento de AAA74, D. Jaime Vidal Mena Redondo y su esposa, miembros de la asociación de veteranos artilleros del RAAA74, y hermanos mayores de Vera-Cruz, Angustias y Rosario de Montañeses.

Muchas gracias también a Elena Aguilar, Directora de nuestro querido Colegio de la Compañía de María, tantas veces anfitrión de nuestras devociones, y a nuestro Director Espirtual, Padre Raúl Sánchez Flores, que presidiera el Via Crucis en la tarde del domingo.

A todos los cofrades y devotos que nos arroparon durante el solemne Via Crucis, por su recogimiento y saber estar, y a los medios de comunicación, por el exquisito trato informativo que han dispensado a este acontecimiento.

Nuestro reconocimiento y gratitud a los cartujos, primeros anfitriones aquel febrero de 1795 del Cristo de la Defensión, a la orden capuchina, en especial a Fray Antonio Ruiz de Castroviejo – que hace ya bastantes años recogiera el testigo de otros hermanos capuchinos en las labores de guardia y custodia de la bendita imagen -, y a los miembros de las Juntas de Gobierno de la hermandad que hubieron de afrontar decisiones importantes relativas al estado de conservación de la imagen. El acierto de las mismas ha permitido que hoy podamos disfrutar de esta impresionante talla en todo su esplendor.

A los pies del Cristo, en su azulejo de Capuchinos, el mar en tempestad nos recuerda a aquellos marineros que perecieron escoltando al navío que transportaba al Santísimo Cristo y a los que, milagrosamente, lograron llegar a los Hornos de la Cartuja, el 14 de febrero de 1795.

En el mismo lugar que ocupa este azulejo, se ubicaba aquel ventanal del antiguo convento, protagonista de una icónica fotografía de mediados del siglo pasado en la que un hombre, aferrado a los barrotes, contempla al crucificado capuchino. Vaya también nuestro recuerdo a tantas personas, muchas de ellas anónimas, que a lo largo de estos doscientos veinticinco años, depositaron sus plegarias, sus intenciones y sus esperanzas a los pies del Santísimo Cristo.

Pero volvamos a la Cartuja, al otro lado de la Puerta del Arcángel, donde un camino empedrado flanqueado por dos setos bajos, conduce a un hermoso lugar conocido como “Mambré”, donde las Hermanas de Belén reciben a las personas que van a visitarlas.

En aquella estancia diáfana y austera, presidida por unos Santos Evangelios contenidos en una hornacina de ladrillo visto, fue emocionante ver a los hermanos venerables – auténticos fedatarios de nuestra historia – custodiando en silencio a la devoción de sus vidas. En la memoria de los presentes, quienes ya gozan de la presencia del Padre, muchos de los cuales nos precedieron en las responsabilidades que hoy desempeñamos.

Faltaban pocos minutos para que la Puerta del Arcángel se abriera y entre un velo de incienso, se alzara imponente, como en un sueño y a hombros de sus hermanos, la serenísima figura del crucificado de Esteve Bonet. Momentos antes, los bebés de nuestra Junta, Mariola y Juan Diego, reían y jugaban frente a la portada renacentista del Monasterio. Y era bonito pensar que dentro de veinticinco años, ellos y otros niños que allí se encontraban, tomarían el testigo, como notarios de la historia del Santísimo Cristo de la Defensión.

Fernando Barrera Romero
Hermano Mayor

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Francisco Cómez Mori

16 abril, 2019 Por Hermandad de la Defensión

Paco Cómez, como le llamamos la familia defensionista, fue durante 22 años Hermano Mayor de la Hermandad de la Defensión, situación esta que actualmente no estaría permitida por la normativa diocesana, pero es un dato relevante para poder entender la reciente historia de esta corporación.

Conjuntamente con su esposa, Mercedes Gil, formaron un tánden inigualable. Durante su extenso mandato se podrían destacar tres logros principales, en los que tuvieron mucho que ver los miembros de la junta de gobierno que lo acompañaron durante los 22 años.

En primer lugar Paco fue un hombre de consenso, lo que le llevó a tener una magnífica relación con la comunidad capuchina de Jerez y por ende con la Orden. De igual forma y con esas dosis de relaciones públicas nato que le caracterizaban, tenía la Hermandad completamente pacificada.

En segundo lugar, Paco consolidó y potenció la relación con el estamento militar. Gracias a su habilidad debemos esas imágenes en blanco y negro y esas primeras a color en las que se observa la avenida repleta de militares para desfilar tras el Santísimo Cristo de la Defensión.

Por último, durante su mandato, concretamente en 1971, se adquiere y se bendice la actual Virgen de la O, obra del imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte. Luchó incansablemente para sacar bajo palio a la Virgen, acontecimiento que ocurrió en 1992 bajo el primer año de mandato de Claudio Troncoso, pero que se había gestado durante el último de Paco. En reconocimiento  a todo este esfuerzo, la Hermandad nombró a su esposa, Mercedes Gil, Camarera Perpetua de la Virgen de la O.

Este último hito en la historia de la Hermandad de la Defensión tuvo, sin él saberlo, mucha relación con el día de su marcha para estar junto al Padre Eterno. Como cada año, la Virgen de la O marchó en el mes de mayo, concretamente el día 30, para estar con sus niños de la Compañía de María. Fue ese día cuando la Hermandad recibió la noticia del fallecimiento de Paco. Al día siguiente, 31 de mayo, la Hermandad conjuntamente con el colegio, agilizó el regreso para que la Virgen de la O estuviera vestida de negro riguroso y recibir así el cuerpo de nuestro hermano en un esfuerzo titánico de la mayordomía y priostía.

Sirvan estas palabras para dejar patente y constancia escrita del agradecimiento de la familia defensionista hacia Paco Cómez y Mercedes Gil por todo el trabajo que realizaron. Gracias a él y a todos los hermanos mayores que me precedieron, por habernos legado lo que hoy es la hermandad de la Defensión.

Fernando Barrera Romero

Hermano Mayor de la Defensión

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Luz del Martes Santo

27 marzo, 2018 Por Hermandad de la Defensión

Hoy es Martes Santo. Hoy el sol morirá  antes de tiempo. Un eclipse mortal querrá ennegrecer la luz del día invadiendo su reluciente fulgor con hiriente oscuridad.

Mientras la penumbra luche inexorablemente por hacerse dueña de los muros  capuchinos, el retumbar constante, ronco y profundo de eternas campanas que redoblan a muerte hiriendo el aire que nos cubre tañendo parsimoniosamente, será el eco avisador de lo que pronto habrá de ocurrir.

Se abrirán unas puertas de par en par adueñadas por tinieblas ansiosas de recoger, de hacer suyo en el oscuro interior, la silente luz externa que ilumine la soledad de quienes revestidos del hábito nazareno, compaña en el transitar del día de hoy, y fiel compañero del último viaje que habrá de llevarnos por nuestra postrera carrera oficial, por nuestro definitivo cortejo, a las plantas del Padre, estarán  cubiertos con la sobriedad terrenal del ruán morado.

Entre ascuas de tinieblas se ansiará lograr la perfección nazarena. Los gritos del silencio resonarán como estruendos invisibles, como tormentas de existencia en los corazones que ansiosos por acompañar al Cristo, les encaminarán con paso firme a cumplir con nuestra forma de ser, con nuestra tradición, con nuestra forma de entender la vida, con nuestra forma de creer. Nos pondrá en el camino que es Verdad y Vida.

Cual velo del Templo que se rasgara, cualquier insignificante haz de luz entre aquel eclipse solar de muerte, será el fulgor esperanzador y guía como faro en la noche para el ejemplar cortejo de nazarenos, que cual éxodo judío que en busca de la tierra prometida, ansía alcanzar el maná al que todos los creyentes aspiramos.

Perfección nazarena entre tinieblas. Ejemplaridad en el caminar. Pulcritud franciscana en el transcurrir por nuestras vidas cofrades, a veces tan imperfectas, a veces capaces de regalarnos la mayor de las bellezas. Caballeros andantes cumplidores de eternas devociones heredadas y de promesas aún por ser concedidas o de eternos agradecimientos por su concesión, sanadoras de la salud y  custodios de una vida mejor.

Todo estará revestido de una pureza inimaginable, inspiradora de lo más puro de nuestros cincos sentidos.

Oscuridad que cegará los ojos del penitente; gusto por la herencia recibida de nuestros ancestros, sabedores de transmitir generación tras generación la fe de sus mayores; olor del purificador incienso nazareno, eterna compaña  de Cristo desde el pesebre natal; ronco sonar del llamador de un paso que se abrirá a la vida y que  romperá la vigila del suelo sacro. Todo ello exaltación de los sentidos, auge del sentimiento humano que nos llevará a tocar con las puntas de los dedos la mismísima gloria del Padre.

Y todo porque el sol del Martes Santo muere antes de tiempo. Sol de Vida y Esperanza.

Sol de Expectación de la Virgen. Sol en Cruz defendido, Defensión.

O, de belleza sin igual bajo palio cobijada. O, al encuentro de la Luz. O, de vida ante la muerte. O, fuente de consuelo y esperanza ante el eclipse mortal de la Luz traspasada por cuatro clavos.

José Blas Moreno González

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La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía

5 octubre, 2017 Por Hermandad de la Defensión

La Hermandad de la Defensión está estrechamente vinculada al estamento militar desde su fundación, ya que el 5 de Marzo de 1795, el Regimiento nº 18 de España escoltó la Imagen del Santísimo Cristo de la Defensión, desde el Monasterio de la Cartuja hasta la ciudad de Jerez. El 18 de diciembre de 2010, festividad de la Expectación de María, titular de esta Hermandad, se concedió por parte del Arzobispado Castrense de España, el título de “Castrense” como refrendo de la vinculación antes mencionada.

El 30 de marzo de 2010, Martes Santo, al finalizar la ofrenda por parte del Comandante Militar de Cádiz y Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, D. Antonio León Villaverde, la Hermandad de la Defensión nombró Hermanos Honorarios de la Corporación, al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil, recogiendo las credenciales el Capitán Jefe de la Compañía de Jerez. D. José Miguel Rodríguez Rivas y el Comisario Jefe, D. Andrés Martín Garrido Cancio, respectivamente.

Son varias las décadas de relación y unión entre la Hermandad de la Defensión y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Hemos sido siempre testigos de excepción del trato exquisito que siempre nos dispensan y de la sensibilidad  con la que nos distinguen. En estos días tan complicados y difíciles quisiera poner en valor la gran profesionalidad de los componentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil. Admirados tanto dentro como fuera de nuestras fronteras y que día a día luchan para ser garantes de la seguridad de todos los españoles. En ese “todos los españoles” se engloban todos, inclusive aquellos que los ven como una amenaza o simplemente como sus enemigos.

Desgraciadamente en esta Hermandad son innumerables las misas de funeral que se aplican por el eterno descanso de estos profesionales que mueren en acto de servicio. Una vez más somos testigos de su trabajo en pro de los derechos de los españoles, aunque para ello tengan que morir ejerciendo su profesión. Su labor no solo se desarrolla en territorio nacional, sino que también mueren fuera de nuestras fronteras con el objetivo de  proteger a España.

Hoy toca hablar alto y claro. El Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil son  estamentos ejemplares, formados por profesionales con una alta cualificación. Son instrumentos del Estado  que refuerzan y aseguran la democracia de este país y cuya misión principal es la de garantizar  la protección de los ciudadanos frente a los actos delictivos que puedan amenazarlos, asegurar el cumplimiento de las leyes llevando ante la justicia a todo el que las incumpla, defender el libre ejercicio de los derechos y las libertades y preservar la seguridad ciudadana. Ante esto lo único que cabe es el reconocimiento y el agradecimiento.

Por último, quisiera aprovechar la oportunidad que me brinda este medio de comunicación para agradecer públicamente y de forma clara y contundente la labor que cada día realizan la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía. Gracias por su labor en defensa de una España mejor, más segura y con más valores. En esta época que nos ha tocado vivir, con el relativismo siempre presente, no cabe duda que los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son todo un referente. Pido al Santísimo Cristo de la Defensión que los guarde y los proteja en el desempeño de sus responsabilidades. Gracias de todo corazón a todos los profesionales que velan por España.

 

Fernando Barrera Romero

Hermano Mayor de la Hermandad de la Defensión

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El Lignum Crucis en la Defensión

14 septiembre, 2017 Por Hermandad de la Defensión

«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre» (Mt 24,30). La cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. Hoy, 14 de septiembre, la Iglesia celebra la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. El 21 de noviembre de 2012 la hermandad de la Defensión incorporó como titular a la Santa Cruz por Decreto del obispo, José Mazuelos. Con tal motivo, la reliquia del Lignum Crucis (madera de la verdadera Cruz de Cristo) sale en la cruz de guía de la cofradía en un relicario de plata de ley hecho a tal efecto por el orfebre sevillano Jesús Domínguez.

La partícula del Lignum Crucis que posee la hermandad procede de la Cartuja brasileña de nuestra Señora de Medianeira. Ha sido un hermano de la cofradía, el P. Luis María de León, prior de la citada Cartuja, quien donó la reliquia. Desde su llegada, la misma estuvo custodiada en la iglesia del Monasterio de la Cartuja de nuestra Señora de la Defensión por sus actuales moradoras, las hermanas de Belén. Cabe recordar que el P. Luis María de León perteneció a la última comunidad de cartujos que habitó en el cenobio jerezano. Cada Martes Santo, él y otros cuatro monjes también hermanos, se ponen sobre el pecho la medalla de la hermandad durante el tiempo que la Hermandad realiza su estación de penitencia.

El Lignum Crucis pertenece al grupo de las reliquias mayores, que son las que proceden de la pasión de Jesucristo, frente a las menores, que son de los santos. Como símbolo de adoración y sumisión a Dios, se realiza el acto de genuflexión ante las reliquias de la Cruz en la liturgia del Viernes Santo así como en las ocasiones que estén expuestas para su veneración, como es el caso de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz en el convento capuchino.

El Santo Lignum Crucis de la Hermandad de la Defensión está autentificado y se expone de manera permanente en una austera capillita del convento de Capuchinos en la que solo destaca el relicario de plata de ley donde se guarda la partícula. A su lado una réplica de la autentica, que dice lo siguiente: Nicolás Ferrante, de las causas de los siervos de dios de la Congregación del Santísimo Redentor, Postulador General, a todos los que han de ver estas letras damos fe y somos testigos de que tomamos de las auténticas una partícula del Leño de la Santísima de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, que colocamos en una teca (caja) de plata de forma redonda, estando cerrada por un cristal, ligada con un hilo de seda del color rojo, y sellada por el sello de nuestra delegación. Roma, 11 de junio de 1967.

La Hermandad de la Defensión hace lo indecible para dar a esta reliquia la dignidad que se merece. No en vano, el Martes Santo la cruz de guía de la cofradía va precedida de cuatro parejas de cirios de escolta portando cirio rojo, siendo cuatro porque este número representa a la cruz. A continuación tres acólitos turiferarios muestran que la cruz es titular de la Hermandad. La cruz de guía la porta un hermano llevando sobre sus hombros un paño humeral de color rojo en señal de respeto, escoltado por dos faroles con codales del mismo color. Tras el Lignum el palio de respeto también de color rojo portado por seis acólitos con roquete y sobrepelliz. Precediendo al conjunto se hayan dos voluntarios que van entregando estampas a los fieles en los que se les invita a prestar la reverencia obligada a esta Santa reliquia.

En el día de hoy el Santo Lignum Crucis entrará de forma solemne en la iglesia de capuchinos para  la celebración de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Lo hará en la procesión de entrada, portando a continuación los hermanos más antiguos el palio de respeto y a los sones de “Victoria tu reinarás”. La eucaristía estará presidida por el Muy Reverendo Padre Provincial de la Orden Capuchina en España, Fr. Benjamín Echeverría Martínez, que ha querido celebrar con la Hermandad esta festividad. Con muy buen criterio la junta de gobierno ha querido despedir en este día tan especial al Rvdo. p. Fr. Alfonso Jiménesz Santos. Tras la bendición final, el sacerdote celebrante y los concelebrantes pasarán a besar el Santo Lignum Crucis, haciéndolo a continuación los fieles que así lo deseen. Una vez finalizado y con la misma solemnidad que entró se trasladará a su ubicación junta a la capilla de la Virgen de la O.

Quisiera terminar este artículo con el lema de los cartujos que esta Hermandad de la Defensión ha hecho suyo por cuanto significa y engloba. STAT CRUX DUM VOLVITUR ORBIS (La Cruz permanece mientras el mundo gira).

Antonio García-Figueras Romero

Hermano de la Defensión

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