Llegado el día 5 de Marzo, la hermandad del Santísimo Cristo de la Defensión se dirige, anualmente, a conmemorar la llegada a nuestra ciudad de la imagen de Jesús Crucificado.
La sencillez del acto que celebramos en la Capilla de los Caminantes del Monasterio cartujano, no está exento de la solemnidad que supone el hecho de que la Sagrada Imagen fuese en 1795 recibida por la ciudad de Xerez, y que las crónicas capuchinas atestiguan que fue el Corregidor de la Ciudad, marqués de Torresblancas, quien promulga un Bando por el cual debe quedar expedita la legua que separa el Monasterio de Santa María de la Defensión del Convento Capuchino de San Félix de Cantalicio. Se pide también que se exornen las calles y se coloquen luminarias en su recorrido. La presencia de la ciudad estará representada por diversas cofradías, capillas de música y fundamentalmente por el Regimiento de España, de soldados jóvenes, que son el germen del reconocimiento y del título de castrense de nuestra hermandad.
Cuando todos los Martes Santo hacemos una reflexión sobre esta participación ciudadana y el recibimiento de la ciudad a la imagen del Cristo, no podemos omitir ese otro recibimiento que Xerez hizo cinco siglos antes, en 1285, a la imagen de nuestra Señora de Consolación que se venera en el Real Convento de Santo Domingo y que tan alto patronazgo tuvo desde tiempos tan remotos.
Hoy al traer a la memoria los nombres de Dom. Nicolás de Hoyos , Prior de la Cartuja jerezana y de Fray Buenaventura de Cádiz, Guardián del Convento Capuchino a finales del XVIII , impulsores de la realización de esta bellísima escultura , y que lo lograron gracias a las reiteradas peticiones que le hicieron al escultor de Cámara del rey Carlos IV, y que dirigía la Academia de Bellas Artes de Valencia, don José Esteve y Bonet, no puedo olvidar esta presencia mediterránea ya que estará por siempre unida a la leyenda y a la historia de estos dos recibimientos de Jerez a una imagen de Jesús y a otra de María .
La imagen del Cristo traída desde el puerto del El Grao valenciano, después de sufrir una terrible tormenta en las costas de Málaga, y que amainando pudo seguir hasta El Puerto de Santa María, y de allí hasta el puerto fluvial de los Hornos, en el Guadalete, junto a la Cartuja.
Pero el Mediterráneo también va a ser escenario de la aparición milagrosa de la imagen de nuestra Señora de Consolación, en el Golfo de Rosas, al caballero genovés Micer Doménico Adorno, que envueltos sus galeones en una temible tempestad, invocaba a la Estrella de los Mares, a María, de quien era ferviente devoto .
Un mensaje recibiría: “Llévame a Xerez, al convento de mis hijos los Frailes Predicadores que voy para el consuelo de los jerezanos“. Sin saber cómo la calma se hizo en la mar y arribó a la Ciudad y Gran Puerto de Santa María.
Busca el camino de Xerez, y en una carreta tirada por dos bueyes cerreros llega hasta la Ermita de Guía, en la Alcubilla, donde tras recibir Xerez a la imagen, sus dos Cabildos disponen una procesión que primero se encamina hacía San Francisco, donde había unos frailes que predicaban, pero cuenta la leyenda que al llegar allí no había forma de mover la carreta y los bueyes se dirigieron hasta el Convento de Santo Domingo, donde en medio de las aclamaciones del pueblo, el Prior de los Dominicos, Fray Domingo Robledo, tomó la imagen de la Virgen de Consolación (voy para el consuelo de los jerezanos) colocándola en un altar de la iglesia .
Estos dos recibimientos de la ciudad de Xerez no se prodigaban, como nos lo atestigua que cinco siglos los separan, pero hay que dejar constancia que tanto la historia (siglo XVIII) como la leyenda (siglo XIII) marcan las señas de identidad de un pueblo. Seamos fieles conocedores de lo nuestro y de otra parte no dejemos caer en el olvido aquello que nos puede seguir enriqueciendo.
Francisco Fernández García-Figueras
Hermano fundador de la Defensión