Fue fundado el 3 de Mayo de 1453 por Álvaro Obertos de Valeto, noble jerezano, enterrado a los pies del ábside de la Iglesia bajo lápida de mármol que cubre su sepultura.
Se eligió el lugar conocido como “El Sotillo”, en el que existía una ermita levantada en acción de gracias a la Virgen por un hecho de armas entre jerezanos y musulmanes. Cuando se construyó el Monasterio, en su lugar, se colocó una gran cruz de piedra que se puede contemplar en los jardines de la entrada.
En 1948, por iniciativa de varios jerezanos, vuelven a su antiguo monasterio que restauran, visten y hacen habitable.
Para comprender la aparente confusión de edificaciones que puede parecer una Cartuja hay que tener en cuenta la índole misma de una Orden eremítico-cenobítica a la vez. Como exigencia de los elementos cenobitas de sus moradores vemos en su conjunto el “exigido” claustro monástico (Claustrillo). Es el corazón de la Cartuja, alrededor del cual están la Iglesia, sala capitular, refectorio y capillas.
La presencia del monasterio de la Cartuja desde fines del siglo XV ha sido punto de referencia para la vida artística y espiritual de la ciudad y es en la actualidad una de las pocas que existen en España. Los monjes abandonaron la Cartuja en el año 2002 por falta de vocaciones y la providencia ha querido que otros hijos de San Bruno, las Hermanas de Belén, habiten y cuiden en la actualidad tan preciado santuario.