Desde el 21 de noviembre de 2012, por Decreto del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Jerez, la Santa Cruz es titular de la hermandad de la Defensión y a ella dedica varios actos durante el año.
Uno de estos actos es la adoración a la Cruz con el Cristo de la Defensión, con oración al estilo Taizé, que tuvo lugar el pasado 22 de enero. Dicho acto es todo un ejemplo de cómo se pueden aprovechar sinergias de distintos colectivos, relegando los intereses individuales en favor de un objetivo común.
Coorganizada por la hermandad de la Defensión, colegio de la Compañía de María, comunidad de Capuchinos y Seminario Diocesano, la oración desbordó cualquier previsión de asistencia. Si la presencia de fieles se había superado cada año llenando prácticamente la iglesia, lo de este año excedió cualquier previsión.
Niños, adolescentes, adultos y personas mayores se congregaron alrededor del Cristo para acompañarlo durante más de una hora. No tengo por menos que destacar la masiva participación de niños y adolescentes un viernes a las nueve de la noche, lo que confirma que nuestra juventud también viene pidiendo su sitio.
Fueron momentos muy emocionantes al poder contemplar cómo personas de todas las edades, condición y sexo estaban alrededor del Cristo, arrodillados, tocando su cruz y respetando su cuerpo con enorme sensibilidad. Cientos de agradecimientos, cientos de peticiones y ruegos que solo Él conoce y que quedarán almacenadas en la nueva cruz del Cristo. No se me ocurre mejor forma de estrenarla. Miles de miradas que en ocasiones se empañaban con lágrimas de tristeza, pero llenas de esperanza al tener delante al Cristo de la Defensión.
Y hablando de esperanza. En un rincón de la iglesia, la Virgen de la O iluminada con los seis cirios que la escoltan siempre en su capilla. Ese fue el lugar elegido por uno de los muchos sacerdotes que participaron en el acto, para confesar a los fieles que así lo quisieron. Al finalizar de la oración reconoció que, allí en la capilla de la Virgen de la O, había disfrutado de una sensación especial al contar con Su compañía. Al lado de la capilla, el altar donde se ubica la cruz de guía de la hermandad de la Defensión que contiene la reliquia del Lignum Crucis, iluminada por cuatro cirios rojos. Todo componía un ambiente absolutamente perfecto que invitaba ciertamente a la oración y al recogimiento personal.
Finalmente me gustaría agradecer al colegio de la Compañía de María, especialmente a su magnífico coro y al departamento de pastoral, sus horas de trabajo y preparación para que todo saliera sencillamente perfecto. Igualmente al Rector del Seminario y a nuestros hermanos seminaristas agradecerles la organización del acto. Por último, mi gratitud a la comunidad capuchina, especialmente al Guardián y a nuestro Director Espiritual, por confiar una vez más en la junta de gobierno. Termino con el lema cartujo: “la cruz permanece mientras el mundo gira”.